miércoles, 15 de agosto de 2012

Regreso a Mexico


POLITICAMENTE… DE REGRESO A MEXICO

Debido a circunstancias muy personales, me veo en la necesidad de regresar a México, Lo veníamos platicando desde hacía como 3 años, y las excusas que la gran mayoría de nosotros los hispanos en USA nos ponemos, se nos atravesaban, que si les quitábamos la oportunidad a nuestros hijos de una mejor vida y oportunidades de estudio, que si dejábamos a los hijos que ya no nos siguen porque están casados, que si dejábamos a los nietos que nos tienen comprados con su amor y travesuras, que si las cosas están muy difíciles en México, que si a lo mejor no encontramos trabajo, que si a lo mejor ya no nos acostumbramos de nuevo al estilo de vida Mexicano, que si la corrupción, que si la violencia y el narcotráfico, que si la crisis económica, esa nos caló en USA imagínense en México!! ¡Y mil cosas más!

Hace un año y medio murió en México, Valeria, a los escasos 17 años, de meningitis, es sobrina de mi esposo y mía por default, fue como un balde de agua fría, fue cuando nos cayó el veinte que estando lejos la frustración de no poder hacer nada por el hermano que sufre es horrible, mi esposo empezó a desesperar, pensaba y soñaba con sus papás todo el tiempo. Aun así lo pospusimos, pero un día, finalmente, un hecho tan sencillo y menos dramático nos golpeó, mi hijo ha hecho de su vida lo que le da la gana, ya no es mío, mis nietos son menos míos todavía, nos subieron la renta, el cable y gaste de una quincena a otra $40 más que la pasada en solo comida; mi esposo me pregunto, donde está el progreso de vivir en este país de las oportunidades? Y el solo se contestó – Nos vamos en Julio a México- Y volteamos todas las excusas a nuestro favor, a Hilda le estamos ofreciendo la oportunidad de estudiar en un país donde sí se estudia, aprender un nuevo lenguaje, vivir una vida diferente, a mi hijo hay que soltarlo, las cosas están difíciles en todos lados, la violencia y el narcotráfico es horrible en USA, solo que esta disfrazada y la crisis económica, ¡por Dios! ¿En México quien se muere de hambre? El dicho dice que solo el que no quiere trabajar. Por supuesto que me duele dejar todo atrás, especialmente mi hijo, mis nietos y mi madre, todos los días los recuerdo, los sueño, los añoro, pero aun así, me fui. Todavía no me explico bien porque, yo me quiero convencer que por apoyar a mi esposo a recuperar los años perdidos junto a sus padres enfermos, pero sé que en el fondo hay algo más personal, de hecho hasta me he culpado de egoísta, de solo pensar en mí, pero creo que la razón es que en mi país yo he sido muy feliz, siempre me ha dado lo que he necesitado, nunca pase hambre, me falto trabajo o la violencia, corrupción y narcotráfico me golpeo… Definitivamente creo que regrese por la nostalgia de esa felicidad que yo siempre encontré en mi México.

No sé todavía cómo me va a ir, tuve que sacar credencial para votar, licencia de manejo y CURP para poder solicitar trabajo, tomarme fotografías tamaño infantil y tener un comprobante de domicilio. Para poder dar de alta nuestras nuevas placas de nuestro greengo auto tardamos 2 días en puro “Ve pa’ ya y ahora paga acá y después que te firmen aquí y luego vuelves conmigo”.  La casa que rente, en un buen fraccionamiento, tenía cucarachas, moscas y mosquitos, y los vecinos me miran como bicho raro porque fumigue. Duramos una semana deshidratados y todavía de vez en cuando nos dan torzones. En pocas palabras el cambio ha sido grande, difícil y todavía no veo la felicidad por la que regrese. Para colmo de males ya empiezo a extrañar a los nietos, al hijo y mi madre.

Esto no quiere decir que me arrepiento, no, todavía no, ni quiere decir que cometí un error, no, todos los cambios son buenos, ni quiere decir que tal vez esa felicidad que yo deje en México ya no existe, creo que es un proceso y lo estoy viviendo más lento de lo que esperaba, además cuando deje México llevaba mi motorcito, mi hijo, y aun cuando regreso con Hilda, que ha sido siempre un motorcito también, como que dejar mi hijo es inesperado e inaceptable, que me deje el a mi es lo correcto, ¿pero yo a el? ¡Me carga la chingada de culpa!

Aun así tenía que volver, estaba tan cansada de los ataques a mi gente, de la retórica del político mierda que no tiene conciencia social, como dice Joaquín sabina “Es un pobre que solo tenía dinero”, del hispano de pacotilla que no apoya a su raza, de la sociedad y beneficios sociales obsoletos, de la falta de democracia en el país más democrático del mundo, de la pesadilla americana, de los ataques a mi México. Y ahora aquí estoy, invéntenme violencia, corrupción y guerra ¡Y los desmentiré con mi experiencia! Gracias a Dios durante todo el recorrido desde Tijuana B.C., ciudad famosa y criticada por su violencia, no vivimos, en 5 días, ningún incidente que nos pusiera en peligro más que el del maldito e irresponsable “calafiero” y taxistas. En nuestro paso por San Luis Rio Colorado, Sonoyta, Santana, Hermosillo, Obregón y Mochis pasamos retenes de policía federal, procuraduría, policía judicial, inmigración, y sanidad, en donde fuimos tratados con respeto, y ni siquiera nos pidieron abrir equipaje, maletas o probar con documentos propiedad de vehículo o electrónicos. Llegamos a Culiacán, Sin. Mi ciudad, mi retoño y ahí la vida sigue, jodido el que anda en malos pasos y el que no vive al día. Seguimos nuestro camino a Dimas, pueblo donde nació mi esposo, los moscos nos tragaron vivas, a mi esposo ni lo pelaron, la explicación de una vecina de mi suegra fue –los moscos de Dimas no quieren a la gente de fuera- ¡plop! Y empezó el calvario de la deshidratada, corridillas al baño a media noche, vomito de pura agua, y un desguanzamiento que casi no nos levantamos por 2 días ¿mi esposo? ¡Como si nunca se hubiese ido!

Hoy me encuentro instalada en Mazatlán, Sin. Ya tengo una casita, los torzones continúan, el olor del líquido para fumigar me choca, pero por lo menos estoy armada con todo para empezar mi búsqueda de empleo. Sé que no será lo mismo, que la felicidad por la que regrese no está ya, que estoy en un país diferente y en circunstancias diferentes, que me hace falta mi hijo, mis nietos, mis hermanos, mi madre, los amigos, los vecinos y hasta los pendejos políticos… Pero aun así tenía que volver.